Cuentos de Ariadna: La coleccionista de palabras

El otro día mi hija me preguntó si había mujeres inventoras y recordé la de veces que hemos hablado entre amigas lo poco visibles que son las mujeres a lo largo de la historia. Si pensamos en grandes escritores, pintores, cientificos, filosofos...casi todos los que alguna vez hemos estudiado son hombres, y estoy segura de que fueron geniales, pero también lo estoy de que hubo mujeres ogual de geniales al menos, y no detrás suyo, como dice el refrán, sino a su lado o incluso sin hombres alrededor. A la vez me di cuenta de que,hasta ahora, los cuentos de los que hemos hablado aquí son todos escritos e ilustrados por mujeres y me gustó darme cuenta de eso, y voy a poner especial empeño en reseñar los cuentos que tengamos en casa que cumplan ese requisito. No es que no vayamos a leer cuentos de hombres, ni mucho menos, nos perderíamos libros maravillosos, sino que, de momento, vamos a fijarnos en los escritos por nosotras, las mujeres. ¿Cuántos tendremos en casa? Me apuesto a que muchos. Me pregunto si la mayor parte de estas escritoras son madres, y si serán sus propios hijos e hijas los que las inspiraron. La maternidad puede ser una etapa enormemente creativa, ¿verdad?

El cuento de hoy: "La coleccionista de palabras" de Sonja Wimmer. De él dice la editorial Cuentos de Luz:

Un poético cuento sobre la magia de la palabra, sobre el poder que tiene cuando es positiva y hace del mundo un lugar mejor en el que vivir.

Y no puedo estar más de acuerdo. Es un cuento bellísimo, en el que Luna, su protagonista, colecciona todo tipo de palabras y descubre a lo largo del cuento que la mejor forma de poseer estas palabras es compartirlas con los demás. Tiene además unas ilustraciones preciosas, realizadas por la autora.


Nosotras, como casi todos, lo adquirimos en La Vorágine.
Autora e ilustradora: Sonja Wimmer, de la que podéis ver más aquí.
Recomendado para todas las edades, como todos los cuentos. Ariadna lo tiene hace un par de años y sigue encantándole. Primero se lo leía yo, ahora lo lee ella sola cada dos por tres.

¿Lo conocíais? 

¡Hasta el próximo cuento!

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