Amor y firmeza

Rudolf Dreikurs (educador y psicólogo) enseñó la importancia de ser firmes y a la vez bondadosos en la relación con nuestros niños. La bondad es importante por el sólo hecho de mostrar respeto por el niño. La firmeza es importante para mostrar respeto por nosotros mismos porque la situación lo amerita.

Los métodos autoritarios generalmente gozan de falta de bondad. Los métodos permisivos les falta firmeza. Bondad y firmeza son esenciales para la disciplina positiva.

Muchos padres y maestros luchan contra este concepto por muchas razones. Una es que generalmente no se sienten con ánimos de ser bondadosos cuando un niño le ha hecho llegar a su límite. Quiero preguntarme de nuevo “¿Si los adultos quieren niños que controlen su comportamiento, es demasiado pedir a los adultos que aprendan cómo controlar su propio comportamiento?” Frecuentemente es el adulto quien debe tomarse un buen tiempo fuera positivo hasta que se sienta bien y pueda hacer las cosas mejor.

Otra razón por la cual a los adultos les resulta complicado ser bondadosos y firmes al mismo tiempo es porque no saben cómo es ser firme y bondadoso. Es posible que estén atascados en el círculo vicioso de ser demasiado firmes cuando están alterados o porque no saben qué más hacer, y después ser demasiado bondadosos para compensar su firmeza anterior.

Muchos padres y profesores tiene una noción equivocada sobre la bondad. Uno de los mayores errores que cometen muchos padres y maestros cuando se deciden por la disciplina positiva es convertirse en demasiado permisivos porque no desean ser punitivos. Algunos creen erróneamente que están siendo bondadosos cuando complacen a sus hijos o cuando los protegen de toda frustración. Esto no es ser bondadoso, es ser permisivo. Ser bondadoso significa ser respetuoso con el niño y con uno mismo. No es respetuoso sobreproteger en exceso a un niño. No es respetuoso rescatarlos de toda frustración de tal manera que ellos no tengan oportunidad de desarrollar su “vena de las frustraciones”. Es respetuoso validar sus sentimientos. “Veo que estás enojado (o alterado o defraudado, etc.)”. Es respetuoso confiar en los niños, en que ellos mismos sobrevivirán a las frustraciones y desarrollarán sus capacidades en el proceso.

Ahora echemos un vistazo al tema de ser respetuoso con uno mismo. No es nada bondadoso permitir a los niños que te traten de manera irrespetuosa, a ti o a quien sea. En este punto es donde esto se pone un poco confuso. No permitir a los niños tratarte de manera irrespetuosa a ti o a otros no significa que dicha situación sea tratada de manera punitiva. El castigo es irrespetuoso. ¿Entonces cómo lo manejamos?

Vamos a suponer que un niño te habla de manera irrespetuosa. Una forma bondadosa de manejar esta situación es dejar la habitación. Ya puedo escuchar las objeciones: “Pero eso significa dejar al niño salirse con la suya” Miremos de cerca. No puedes obligar a otra persona a tratarte con respeto pero puedes tratarte con respeto a ti mismo. Alejarte de la habitación es demostrar respeto por ti y es un ejemplo de ello para el niño. Siempre puedes regresar y continuar hablando después, cuando haya pasado el tiempo suficiente para que ambos se sientan mejor y puedan manejar la situación de una mejor manera. Cuando regreses puedes decir a tu hijo algo como esto: “Tesoro, siento mucho que estés tan molesto. Yo respeto mucho tus sentimientos pero a veces no me gusta la manera cómo los manejas. Siempre que me trates de manera irrespetuosa, yo me voy a aislar por un momento, te quiero mucho y me gusta estar contigo por eso cuando estés listo para tratarme con respeto puedes decírmelo y estaré feliz de ayudarte a encontrar otras maneras en las que puedas calmar tu frustración y podemos encontrar una solución que sea respetuosa para ambos.” Siempre es mejor hacerle saber al niño con anterioridad lo que vas a hacer.

Extraido de http://www.criaryamar.com

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