Hacia lo salvaje

Hay una película llamada así en castellano (Into the wild) que hemos visto ayer en familia, no es especialmente para niños, pero yo tenía ganas de verla hace tiempo y escuchar su maravillosa banda sonora en su contexto (compuesta por Eddie Vedder, muy muy recomendable). La peli trata sobre un viaje real y espiritual de un chico para alejarse de la sociedad y encontrarse a sí mismo lejos de la falsa seguridad, el consumismo, de sus padres... La película tiene varios momentos impactantes, sobre todo el final, donde nos enteramos de que además es una historia real y a mi me impactó bastante y nos dio para tener conversaciones muy interesantes y reflexionar juntos y por separado, al menos en mi caso.

Cada persona es un mundo y la situación en que vive y lo que le toca alrededor es una especie de lotería, aunque yo soy de las que piensa que elegimos vivir las experiencias mucho antes de nacer y que venimos al mundo sabiendo muy bien donde lo hacemos y por que, pero eso no quita para que me parezca que unas historias son más duras y complicadas que otras, aunque eso me lo parece a mi claro, es mi subjetivo mirar el que juzga quien sufre más y que situación es más dura y dejará más cicatrices. En las conversaciones con amigos y conocidos descubro en cambio que lo que para mi no es tan grave otra persona lo vive como el mayor drama del mundo y le marca de por vida, sobre todo situaciones vividas en la infancia y en las relaciones con los padres en particular. 

En mi familia somos varios los que nos dedicamos de una forma u otra a las terapias y al acompañamiento y nos encontramos constantemente con duelos y dolores causados en la niñez que casi siempre necesitan años de terapia y de trabajo personal por parte de la persona ya adulta, y eso me lleva a reflexionar una vez más sobre qué estamos haciendo con nuestros niños, con los de aquí y los de allá, qué clase de sociedad queremos tener en el futuro y cuanta terapia en el mejor de los casos (guerra y destrucción en el peor) queremos ocasionar a nuestros niños y niñas...

Porque hay viene la otra reflexión: acompañando en terapia aquí, en Occidente, nos encontramos con casos terribles y duros, pero si cruzamos el charco, para cualquiera de los lados, la mayor parte de nuestras historias son el día a día de la mayor parte de las personas que podemos encontrar, y muchos estarían encantados de tener nuestros pequeños grandes dramas. Escuchaba en la radio el otro día las voces de las mujeres, hombre y niños/as de Gaza. Iba conduciendo y tuve que acabar quitando la radio porque la rabia y la tristeza ya no me permitían seguir con seguridad. Escuchar a esas madres hablar de sus hijos muertos, de sus casas destrozadas, de que llega el invierno y no tienen ni mantas, de la falta de esperanza y futuro....me rompía el corazón. Ese día iba de camino a conocer a una nueva mama que quiere contar conmigo como doula. Mi hija estaba feliz jugando en casa con su abuela. ¡Me sentí tan tremendamente triste! ¡No es justo, no es posible que como sociedad sigamos permitiendo que cosas así sucedan a diario! Es tan tan terrible...

Amemos a nuestros niños, seamos un ejemplo para ellos, amemos a nuestros amigos y parejas y si ya no hay amor seamos humanos, dejemos esas relaciones terminadas o tóxicas con respeto y sensibilidad, por lo vivido. No permitamos que en los corazones y almas de nuestros hijos crezca el odio o la posibilidad y opción de que crean que odiar es lo correcto o lo único que queda. 

Hagamos del mañana un futuro posible para ellos, para los de aquí y los de allá

Y ahora abrid Youtube y buscad Society de Eddie Vedder y disfrutadla 

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