Cuando la melancolía entra por la ventana...

Ariadna tiene unos abuelos maravillosos. Unos los tiene aquí cerquita y puede disfrutar de ellos siempre que quiere, de hecho ya ha empezado a quedarse a dormir a menudo en su casa y nos consta que los 3 disfrutan muchísimo de ello. Y también tiene otros abuelos que viven lejos, demasiado lejos. Tenemos la suerte de que son unos abuelos muy viajeros y vienen a vernos muchísimo, pero ese muchísimo siempre nos parece poco.

Esta vez vinieron y se quedaron con nosotros un mes y medio, lo que nos ha permitido disfrutar mucho todos juntos. Pero ya se han marchado, de hecho de han marchado hace tan sólo 2 días.

Ariadna está acostumbrada a decir adiós. Desde qué nació sabe que la mitad de sus abuelos no viven aquí. Hemos ido incluso a visitarlos y sabe que el viaje es en avión y que dura muchísimas horas. Hasta ahora decir adiós para ella era sólo una palabra. No es que no les extrañara, pero para los niños, si estás estás y si no...pues ya volverás ( menos en el caso de mamás y papás por supuesto), pero ahora ya no es así. Ahora cuando decimos adiós a los abuelos, llora, y lleva dos días pachucha, con un catarrazo emocional tremendo y con la melancolía saliendo a borbotones y ella queriendo quitársela de encima con pañuelos de papel...y sin conseguirlo.

Ahora que veo su tristeza me encuentro siendo más fuerte que nunca, haciendo como si nada, cuando normalmente soy yo la que se pasa 3 días en el sofá, intentando reestructurar el mundo sin mi madre cerca. Y todo esto me ha hecho pensar, pensar mucho...¿será que ahora que yo le cierro mis ojos a la tristeza ella abre los suyos para que no se nos quede dentro?

Gracias abuelos, los 4, por todo lo que aportáis a nuestras vidas. Gracias hija, por ser mi espejo y mi compañera. Gracias a mi chico, por soportarnos a las dos ( si, cariño, esto parece que sólo va a más...)

Abuelos de lejos...como os echamos de menos....

No hay comentarios: